martes, 30 de septiembre de 2014

exhausta, vacía y perdida...

 
 
dicen que pienso demasiado. dicen que soy demasiado sensible, que todo me afecta sin medida, que mi vulnerabilidad es extrema. dicen que soy inmadura, infantil e irresponsable, egoísta e ilusa. demasiado soñadora. demasiado idealista. demasiado confiada. y demasiado gorda.
 
nunca dicen que soy demasiado tierna, demasiado cariñosa o demasiado responsable. jamás les he oído decir que me esfuerzo demasiado, que trabajo demasiado, que es demasiado tratar de contentar a todos en todo momento.
 
no recuerdo que de sus labios haya salido nada que haga pensar que creen que soy demasiado buena, demasiado lista, demasiado perfeccionista...
 
jamás entenderán el daño que me hace su crítica constante y despiadada, su visión sesgada de mi realidad. nunca verán que resaltar siempre las debilidades, los fallos y las carencias no incita a mejorar, sino a la desesperación, la autoflagelación, la depresión...
 
tampoco serán capaces de entender que todas esas debilidades atroces que ellos ven son producto de sus acciones. no comprenderán que mis miedos y dudas nacen de sus crítica, que mi inmadurez enraíza en su falta de confianza, que mi obesidad se engendró en su sistema de comida-recompensa, que mi naturaleza soñadora nació de la evasión de una realidad anodina, fría y falta de demostraciones de cariño.
 
yo intento entender, porque la paternidad es algo muy grande, nadie nace aprendido y todos intentamos hacer lo que podemos con las armas de que disponemos.
 
mis padres no son perfectos, como tampoco lo soy yo. pero su amor duele. sus expectativas me destrozan. su actitud de reproche y su política del chantaje emocional me deja exhausta, vacía y perdida.
 
exhausta, vacía y perdida.

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